miércoles, 1 de diciembre de 2010

el pariente perfecto

te he observado del reves
 a través de la mirilla
rasgar un pez
parecías muy ocupado
dando vueltas de un lado al otro lado
andando de puntillas encorvado
levantando las rodillas
con los codos  bien pegados a la cintura
y las manos alzadas hacia delante
 agarrotadas por el reuma
pero aun eres una niña
la niña de glenn medeiros
algo te hizo enfurecer que, enojado,
una taza de poleo has arrojado
y salpicando la pared
esa maldita pared
de la que se va despegando
la bolsita de infusion y con su cuerda
encarnando la tragedia
cae al suelo y suena "chof"
a menudo solias cantar tan mal
que si lo hacías era para buscar gresca
aunque fuera en la intimidad
de la soledad
ahora que es obligatorio autoestimarse
los tocamientos tienen la gracia misma
que hacer sentadillas o salir a comprar el pan
coges tu peine de alabastro y comienzas a
arar tu craneo de oreja a oreja
con diligencia delicada
ajeno a la mirilla
dejas caer el batín
sobre la cama
tu piel es una cucharilla rebozada
de azucar cristalizada
tus dientecillos de nacar
parecen trocitos de un mar
observarte tras una pared
hace las horas livianas
los pensamientos salen flotando
dicen adios con la mano
y se embarcan rumbo a río, marisol
no es un gesto tan bonito
para sumergir puñaladas en el aire